Lo de tener un huerto en casa es una moda muy de las ciudades. Hasta en las revistas más de moda te explican cómo cultivar tus propios tomates y pimientos en el balcón de tu piso. Pero los que vivimos en zonas rurales tenemos la suerte de tener huertos de verdad, de los de antes.
Algunas casas de los centros históricos tienen incluso sus pequeñas huertas posteriores. Pero lo normal es tener un huerto en un pequeño trocito de campo. Y tenerlo sin toda esa parafernalia romántica que venden las revistas pensadas para las personas que viven en grandes ciudades. Porque trabajar el campo no es fácil, aunque la verdad es que resulta muy satisfactorio. Exige constancia y sacrificio, independientemente de que haga frío o calor. Una de las tareas menos gratas es escardar, quitar las malas hierbas para que los cultivos puedan crecer bien. Hacerlo bajo el sol puede resultar especialmente duro, pero para eso está la imaginación popular dispuesta siempre a buscar soluciones fáciles a los problemas cotidianos.
Es lo que hace esta mujer en su huerto en uno de los pequeños pueblos cercanos a la Sierra de Baza. La pericia con la que se desenvuelve escardando paraguas en mano nos da una pista del tiempo que debe de llevar haciéndolo. La imagen me resultó tan original que no pude resistirme a hacerle una foto.
